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viernes, 20 de marzo de 2020

SEGUNDO DIA DE TRIDUO 20/3/2020



SEGUNDO DIA DE TRIDUO 20/3/2020

MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, hermanas y devotos de los titulares de nuestra hermandad salesiana.

Es esta celebración eucarística, su segundo día del triduo, que dedicamos a nuestro titular “NUESTRO PADRE JESÚS DEL AMOR DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS. 

Contemplando tu rostro “DESPOJADO” nos conmueve la mirada qué a pesar del sufrimiento, busca los ojos de su madre, María, cuyo corazón destrozado, le ha seguido por el mismo camino del Calvario.   María también tiene los ojos sufrientes pero serenos de absoluta confianza en su Hijo. ¿Seremos capaces de ir, tras Jesús, como su madre practicando ahora su mensaje para ser verdaderos Hijos de Dios?



MONICIÓN A LA LECTURA.  
Muchos proyectos y esfuerzos humanos fracasan porque se deja a Dios fuera del cuadro. Israel quería ir por su propio camino,hoy nosotros también tratamos de alcanzar prosperidad y felicidad, pero a expensas de otros, con la fuerza de las armas, o confiando en artilugios como el  dinero o paliativos. Pero hemos de reconocer que no nos podemos salvar sin Dios.

Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10):
ESTO dice el Señor:
«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios,
porque tropezaste por tu falta.
Tomad vuestras promesas con vosotros,
y volved al Señor.
Decidle: “Tú quitas toda falta,
acepta el pacto.
Pagaremos con nuestra confesión:
Asiria no nos salvará,
no volveremos a montar a caballo,
y no llamaremos ya ‘nuestro Dios’
a la obra de nuestras manos.
En ti el huérfano encuentra compasión”.
“Curaré su deslealtad,
los amaré generosamente,
porque mi ira se apartó de ellos.
Seré para Israel como el rocío,
florecerá como el lirio,
echará sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán sus retoños
y será su esplendor como el olivo,
y su perfume como el del Líbano.
Regresarán los que habitaban a su sombra,
revivirán como el trigo,
florecerán como la viña,
será su renombre como el del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?
Yo soy quien le responde y lo vigila.
Yo soy como un abeto siempre verde,
de mí procede tu fruto”.
¿Quién será sabio, para comprender estas cosas,
inteligente, para conocerlas?
Porque los caminos del Señor son rectos:
los justos los transitan,
pero los traidores tropiezan en ellos».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 80,6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17

R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz

V/. Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré. R/.

V/. Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel! R/.

V/. No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R/.

V/. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
Los alimentaría con flor de harina,
los saciaría con miel silvestre». R/. 


MONICIÓN AL EVANGELIO.
 La salvación se basa en el amor de Dios y se expresa en amor al prójimo. La regla de vida de los cristianos es: Ama a Dios con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo; mira a Dios en tu prójimo y mira también un poco de ti mismo en tu prójimo. Tenemos que convertirnos a Dios por amor.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor


REFLEXIÓN DEL DIRECTOR ESPIRITUAL
Tengo que reconocer que cada vez me atrapa más la lectura de la palabra de dios, que a veces tan lejana en el tiempo y en el contexto que la rodea, parece como si estuviese pensada para el momento actual, el que vivimos ahora.

Y de repente: pum!! Viene este evangelio de Marcos que va directamente al grano y puede ofrecer luz a la situación por la que estamos pasando. Me explico. 

este capítulo 12 es una retahíla de debates y diálogos que van de menos a más entre Jesús de Nazaret y los distintos grupos del pueblo judío. Éste debate tiene su punto más fuerte y de mayor dinamismo en este pasaje que tenemos hoy por delante.

Jesús no tiene otra cosa más que poner delante de los ojos de los escribas y fariseos, nada menos que los dos textos programáticos para el judaísmo. El del libro del Deuteronomio (amarás a dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu corazón) y el del libro del levítico (el deber de amar al prójimo como a ti mismo) les da en toda la cara con el corazón del mensaje del pueblo elegido. Se puede decir que les da de su medicina. Nos da de nuestra medicina.

Digo nos da por qué, en un mundo y una sociedad como la nuestra, la tentación de dejar marginada la dimensión trascendente de la historia y del ser humano, es Cada vez más fuerte y lo queramos o no, el ser humano ni lo puede todo, ni lo sabe todo, ni lo puede llegar a tener todo. La vida, el misterio de cómo evolucionan y crecen las cosas, se nos escapa.

La única opción a veces, para no caer en el desánimo o en la locura, es ser capaz de trascender la realidad y entender que formamos parte de una globalidad, de un todo, los que somos creyentes, de un dios padre de misericordia, que en su hijo principio y fin de todo lo creado, encontramos el sentido total a nuestra existencia, y la máxima estatura para un ser humano.

Justamente por la marginación de esta dimensión trascendente, muchos quieren ver a la iglesia solamente como una entidad que presta servicios sociales, Al modo de una gran ONG, olvidando la misión concreta y clara que ella tiene en la historia.

Y por otra, los que se centran en la dimensión social del ser humano, se olvida que lo que la Iglesia hace por la humanidad no es un acto de justicia social o de reivindicación solamente, se trata sobre todo de un acto por el que las personas puedan sentirse tratadas como auténticas personas, como hijos de dios, dignos y amados por la sencilla razón de existir más allá que puedan vivir de un modo o de otro. Ese fue el secreto de las primeras comunidades, que lejos de reinventar el sistema en el que estaban viviendo, de darle la vuelta a la sociedad injusta en la que vivían, se dedicaron a devolver la dignidad a acortar las distancias Y a cuidarse especialmente los unos de los otros. Es algo más profundo que simplemente dar de comer, dar ropa o pagar una factura de la luz, que se hace, se trata de una tarea que transciende la sencilla limosna o la atención social.

Nuestro mundo también necesita escuchar este evangelio que recupera la dimensión punzante e incómoda de Jesús de Nazaret. Quizás por eso murió en una cruz.

Nosotros hoy en este segundo día del triduo, ante la mirada de Jesús el señor del amor despojado de sus vestiduras, le pedimos con todas nuestras fuerzas que transforme en nuestro corazón y que nos ayude a trascender la situación de cada uno vive en su vida para descubrir más allá de las cosas al dios que nos sostiene no se anima y nos empuja, pero sobre todo que nos ama profundamente en lo que somos y lo que cada uno lleva de bueno en su propia historia.