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sábado, 31 de mayo de 2014

SALUDA HERMANO MAYOR SALIENTE



Tras siete intensos años en los que he tenido el privilegio y la responsabilidad de ser Hermano Mayor de nuestra Hermandad Salesiana de Cádiz, el sueño que poco a poco se hizo realidad continúa avanzando sin miedo hacia el futuro con una nueva persona al frente del mismo, renovando el cargo en sí, de ilusiones y fuerzas para no desfallecer en el camino.
No quería dejar pasar este momento sin dirigir al menos unas palabras para mostrar mi gratitud, exponer mis sentimientos y pedir las disculpas necesarias que merecen aquellos que se hayan podido sentir dañados por mi persona.
En primer lugar debo dar gracias a Dios, porque como siempre ha predicado nuestro fundador, sin duda alguna todo esto “es cosa de Dios”. Dar las gracias a todas las personas implicadas en el proyecto: miembros de la Junta de Gobierno, Comunidad Salesiana, colaboradores, hermanos en general, grupos de la Familia Salesiana, parroquia, Consejo Local, administraciones… Por supuesto dar las gracias a los jóvenes porque nos han hecho vivir en clave salesiana nuestra Hermandad. No puedo olvidar a mi familia, siempre entregada conmigo en el proyecto, y “sufriendo”  sobremanera cualquier momento de dificultad que haya podido pasar en estos años.
Han sido años apasionantes, intensos y duros en ocasiones. La Hermandad ha crecido, no sólo en número de hermanos, sino en madurez. El hecho de que esta plataforma haya servido para  que alguien se haya sentido atraído por Dios, dispuesto a vivir su evangelio, hace que merezca la pena. La religiosidad popular nos ha acercado a Jesús, y nos debe guiar por su palabra de forma que vivamos en él y con él nuestra forma de actuar.
Como ya dije anteriormente, no quiero dejar de disculparme. La “carga” del cargo da para mucho, y en demasiadas ocasiones provoca actitudes que no son las adecuadas. No justifico en absoluto ninguna de ellas, es más, me disculpo si no he sido capaz de ver el daño provocado en algunas ocasiones y si mis excusas no han sido oportunas o no han llegado en el momento adecuado.
No he querido nombrar a nadie porque de esta forma no corro el riesgo de ser injusto con aquellos que olvide, pero son muchos los que saben que sin ellos jamás hubiera sido posible. Nuestra Hermandad Salesiana avanza, nuestro sueño continúa, y mi presencia se difumina en el espacio temporal de cara a una larga historia que nos espera.
Mantengamos encendida la llama de nuestra fe a los pies del Señor, siendo capaces de vivir en comunidad, como buenos cristianos y honrados ciudadanos. Mi servicio como Hermano Mayor termina aquí, y comienza mi entrega como hermano de fila para seguir soñando como hace más de siete años lo hacía.

Luis Manuel Rivero Ramos
Hermano Mayor saliente